Mujer

Un refugio para los sueños rotos
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La asociación de Mujeres de Noche Buscando el Día ha apoyado a 400 prostitutas

El local que la asociación Amunod posee en Alicante es en realidad un refugio, un asidero para situaciones desesperadas, historias habitualmente cargadas de malos tratos, problemas económicos y psicológicos, y sobre todo graves incertidumbres ante un futuro poco esperanzador. Desde su constitución hace una década, la Asociación de Mujeres de Noche Buscando el Día, ha acogido como propios los gritos de auxilio de más de 400 mujeres, prostitutas que «han podido deshacerse del macarra y que nos piden ayuda, que después de mucho tiempo tienen libertad pero no tienen energías ni saben dónde acudir», explicaba la presidenta de esta asociación, Francisca de Lucas.

El punto de partida de esta singular cruzada -apenas encontramos casos similares en el resto del estado español-, lo encontramos en el año 1996, «cuando un pequeño grupo formado por seis personas planteamos una situación que hasta ese momento no se había atendido; en esta fase la realidad es que sabíamos lo que no queríamos, más que lo que queríamos», comenta Paquita. Transcurrido este tiempo sí lo saben, y para ello cuentan con el respaldo de las administraciones local y autonómica, y de entidades como la Caja de Ahorros del Mediterráneo, que a través de su programa de integración social CAM Integra apoya la labor de colectivos como Amunod.

Víctimas

En primer lugar, la presidenta hacía hincapié en considerar como víctimas a las mujeres que ejercen la prostitución, y rechazaba por completo el mensaje que la muestra como una verdadera opción exenta de privaciones y conflictos. Para sustentar esta conclusión Paquita recordaba que «antes cuando hablaba con algunas mujeres y les preguntaba por su situación, siempre me daban el nombre de la misma prostituta como ejemplo de cómo se puede ganar mucho dinero y salir adelante sin problemas; un día encontré a esa mujer, y me contó que con 17 años vino de vacaciones a Alicante, y que a través de una amiga se introdujo en este mundo. Después de muchos años, adquirir varias propiedades y con una más que holgada situación económica, se lamentaba de que sentía que seguía siendo puta, porque sentía el rechazo de la sociedad, y no había podido tener la oportunidad de formar una familia y tener una vida normal». Así, Francisca afirmaba que «en este tema cuando eres joven pasa lo mismo que con la droga, que cubre tus necesidades pero no se es consciente de las consecuencias. Este país se ha convertido en el burdel de Europa, un paraíso del sexo y desde nuestro punto de vista no cabe otra salida que la abolición de la prostitución, porque estamos destruyendo la vida de muchas mujeres». Según los datos que maneja Amunod, en este país 1.200.000 hombres hacen uso de este «servicio» cada día.

En cuanto a las mujeres que atiende la asociación, cabe indicar que «tanto ahora como hace una década, son personas que se vieron envueltas en este mundo cuando tenían entre 12 y 15 años, que pueden haber sido vendidas dos o tres veces por los macarras, y que tienen que pagarles. Yo he conocido mujeres que han pagado 15 millones de pesetas. La única diferencia es que hace 10 años el 95 por ciento de ellas eran españolas, y ahora una buena parte son inmigrantes». Barreras como la prácticamente nula formación educativa, el mantenimiento de hijos, el acceso y pago de una vivienda, además de los importantes traumas psicológicos y la falta de adaptación al entorno social en el que viven, conforman el perfil «de unas víctimas a las que tenemos que recuperar. De forma especial, los niños son los grandes damnificados de esta situación, y debemos mejorar el núcleo familiar para que la historia no se repita». Para ello, actualmente trabajan en el centro de Amunod dos trabajadoras sociales, una pedagoga, un psicólogo y dos personas más dedicadas a la atención telefónica de emergencia, si bien «las necesidades de nuestro trabajo giran en torno a disponer de un centro dedicado específicamente a la recuperación y rehabilitación de estas mujeres».

Primer contacto telefónico

El primer contacto de las prostitutas con la asociación es telefónico, mientras que el «boca a boca» funciona como principal agente dinamizador de la información de la labor de Amunod. «Evidentemente, no podemos hacer publicidad ni ponernos en contacto directamente con estas mujeres, ya que sufrirían las represalias de los proxenetas», detalla Francisca. En este entorno tan complicado, al menos existe la alegría de ver los casos que tienen una salida satisfactoria, y que consiguen dar un giro de 180 grados a su vida. «Tenemos la posibilidad de ofrecerles trabajo normalmente en sectores como la hostelería, cuidado de mayores, o servicio doméstico, ya que las carencias formativas dificultan abrir más opciones», un servicio que llevan a cabo omitiendo el pasado de las mujeres. «No podemos obviar que nos enfrentamos a un rechazo y a problemas de despido, desgraciadamente también hay mucha hipocresía en este sentido», concluía Paquita.

Para acceder al artículo publicado en Levante-emv el 13/11/2006 haz clic