Susan Rosenthal (11/05/2008): Mujeres traicionadas. Sin permiso
La semana antes del Día de la Madre [que se celebra el 11 de mayo en EEUU; T.], una cansada mujer joven me dice que tiene que ser una mala madre porque se siente tan desesperada. Le aseguro que no debe culparse. Ha sido traicionada. El capitalismo celebra las madres, en teoría, y las priva de muchas cosas, en la práctica.
En todo el mundo, la malnutrición y la falta de atención médica causa la muerte de más de tres millones de neonatos al año. Cada año, más de medio millón de mujeres mueren embarazadas o en el parto, y millones más resultan lisiadas.
La pobreza y la desigualdad causan la mayor parte de las muertes de estas madres. En el año 2000, el número de muertes maternales por cada 100.000 mujeres fue de 2 en Suecia, 17 en los Estados Unidos, 330 en Asia y 920 en el África subsahariana. Si una nación puede reducir la muerte maternal al índice de 2 por 100.000 mujeres, entonces éste debería ser el nivel en todas partes.
En los Estados Unidos, las madres tienen escaso apoyo si alguno. La llegada de una criatura vuelve la vida patas arriba. Muchas horas dando el pecho o el biberón por la noche dejan exhaustos a los padres que deben trabajar al día siguiente. Por mucho que se hable sobre los “valores familiares”, los estadounidenses no tienen derechos de permisos parentales pagados.
Las inseguridades económicas añaden tensiones físicas y emocionales. Los gastos familiares crecen al mismo tiempo que el pago del cheque a la madre se reduce en el tiempo o acaba del todo. ¿Por cuánto tiempo una nueva madre puede permitirse estar de baja de maternidad? ¿Perderá su puesto de trabajo? ¿Encontrará otro? ¿Podrá permitirse una guardería? Los estadounidenses no tienen ningún tipo de apoyo para el cuidado de los niños.
La sociedad exige que las madres se manejen sin apoyo. Cuando no pueden sobrellevarlo se supone que son ineptas. La depresión postparto y la psicosis están infrarreconocidas y poco tratadas porque las mujeres se sienten avergonzadas de pedir ayuda.
Hay más mujeres hospitalizadas por problemas psiquiátricos alrededor del momento del parto que en ningún otro momento en sus vidas.
Cerca del 85 por ciento de madres primerizas experimentan una leve depresión postparto, fatiga, tristeza e irritabilidad que de forma habitual siguen al parto o a la adopción. De un 10 a un 17 por ciento de las nuevas madres sufren depresión clínica debido al cambio hormonal, privación del sueño, aislamiento social, estrés por razones económicas, un parto traumático o difícil, dificultades con el amamantamiento, escaso apoyo social, problemas económicos, vivienda inadecuada y problemas de relaciones.
Aproximadamente una de cada 800 nuevas madres desarrolla auténticas psicosis. En Texas, Andrea Yates sufrió de alucinaciones que la empujó a asesinar a sus cinco niños. En Toronto, una madre, médico de cabecera, saltó al pasar un tren, matándose ella y a su bebé.
Cada niño es un regalo a la humanidad. Pero la falta de apoyo hace que los años de criar a los hijos sean los más estresantes para hombres y mujeres. Los padres de ambos sexos sufren más depresión que los que no son padres. Esta es la cruel realidad detrás de la celebración del Día de la Madre.
Hablar no cuesta nada. Los padres y los niños tienen el derecho a un apoyo social real. Postales y flores, no bastan.
Susan Rosenthal es psicóloga en ejercicio y autora de Market Madnes and Mentall Illnes (1998) y Power and Powerlessness (2006). Pertenece a la Unión Nacional de Escritores. Accede a la noticia en su medio original
La semana antes del Día de la Madre [que se celebra el 11 de mayo en EEUU; T.], una cansada mujer joven me dice que tiene que ser una mala madre porque se siente tan desesperada. Le aseguro que no debe culparse. Ha sido traicionada. El capitalismo celebra las madres, en teoría, y las priva de muchas cosas, en la práctica.
En todo el mundo, la malnutrición y la falta de atención médica causa la muerte de más de tres millones de neonatos al año. Cada año, más de medio millón de mujeres mueren embarazadas o en el parto, y millones más resultan lisiadas.
La pobreza y la desigualdad causan la mayor parte de las muertes de estas madres. En el año 2000, el número de muertes maternales por cada 100.000 mujeres fue de 2 en Suecia, 17 en los Estados Unidos, 330 en Asia y 920 en el África subsahariana. Si una nación puede reducir la muerte maternal al índice de 2 por 100.000 mujeres, entonces éste debería ser el nivel en todas partes.
En los Estados Unidos, las madres tienen escaso apoyo si alguno. La llegada de una criatura vuelve la vida patas arriba. Muchas horas dando el pecho o el biberón por la noche dejan exhaustos a los padres que deben trabajar al día siguiente. Por mucho que se hable sobre los “valores familiares”, los estadounidenses no tienen derechos de permisos parentales pagados.
Las inseguridades económicas añaden tensiones físicas y emocionales. Los gastos familiares crecen al mismo tiempo que el pago del cheque a la madre se reduce en el tiempo o acaba del todo. ¿Por cuánto tiempo una nueva madre puede permitirse estar de baja de maternidad? ¿Perderá su puesto de trabajo? ¿Encontrará otro? ¿Podrá permitirse una guardería? Los estadounidenses no tienen ningún tipo de apoyo para el cuidado de los niños.
La sociedad exige que las madres se manejen sin apoyo. Cuando no pueden sobrellevarlo se supone que son ineptas. La depresión postparto y la psicosis están infrarreconocidas y poco tratadas porque las mujeres se sienten avergonzadas de pedir ayuda.
Hay más mujeres hospitalizadas por problemas psiquiátricos alrededor del momento del parto que en ningún otro momento en sus vidas.
Cerca del 85 por ciento de madres primerizas experimentan una leve depresión postparto, fatiga, tristeza e irritabilidad que de forma habitual siguen al parto o a la adopción. De un 10 a un 17 por ciento de las nuevas madres sufren depresión clínica debido al cambio hormonal, privación del sueño, aislamiento social, estrés por razones económicas, un parto traumático o difícil, dificultades con el amamantamiento, escaso apoyo social, problemas económicos, vivienda inadecuada y problemas de relaciones.
Aproximadamente una de cada 800 nuevas madres desarrolla auténticas psicosis. En Texas, Andrea Yates sufrió de alucinaciones que la empujó a asesinar a sus cinco niños. En Toronto, una madre, médico de cabecera, saltó al pasar un tren, matándose ella y a su bebé.
Cada niño es un regalo a la humanidad. Pero la falta de apoyo hace que los años de criar a los hijos sean los más estresantes para hombres y mujeres. Los padres de ambos sexos sufren más depresión que los que no son padres. Esta es la cruel realidad detrás de la celebración del Día de la Madre.
Hablar no cuesta nada. Los padres y los niños tienen el derecho a un apoyo social real. Postales y flores, no bastan.
Susan Rosenthal es psicóloga en ejercicio y autora de Market Madnes and Mentall Illnes (1998) y Power and Powerlessness (2006). Pertenece a la Unión Nacional de Escritores. Accede a la noticia en su medio original
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